Trayendo una butaca de madera que tenga en el
patio. Dispóngase a mirar el trabajo desarrollado en una mañana de pintura
casera. Para estar más cómodo en la ardua labor de ver cercar la pintura,
cerciórese que la butaca que ha ubicado y traído no tenga puntillas sueltas o
astillas que lo puedan lastimar. Es hora de comenzar. En primera instancia, la
butaca debe estar ubicada en la mitad del cuarto, conservando una distancia de
algunos metros frente a la pared que con arduo trabajo y un nuevo rodillo acaba
de pintar.
Debe sentarse de tal forma
que su espalda quede recta y le evite el
cansancio (muchas horas dura esta tarea). Ahora mirando el piso cuente las
gotas de pintura que han quedado en él, observe su forma y contemple la gracia
con la cual esas góticas han caído. Una
vez hecha esta verificación, pose su mirada en la pared de lado a lado, y del
piso al techo. Girando levemente su
cabeza puede ver el recorrido que ha hecho el rodillo, y como la luz y el
brillo que viene de la calle hacen resplandecer lo plano de la pared. Es el
momento de ubicar sus codos sobre sus rodillas y su barbilla entre sus manos y
fijar la mirada en un punto de la hermosa pared.
Observe como lentamente lo
líquido de la pintura se va desvaneciendo e integrando a la textura liza de la
pared. Suavemente y con el pasar de las horas vera como aquella superficie
mojada (por la pintura) se va quedando completamente seca y uniforme. Después
de tres o cuatro horas de mirar fijamente la pared, puede tocarla, si aún se
siente humada debe volver a su posición de contemplación y esperar un par de
horas más. Ya caída la tarde, pude vuelva a tocar con el dedo y la mano si el
trabajo se ha secado, en tal caso que así haya ocurrido es tiempo de llamar a
la supervisora quien dará el visto bueno y su aprobación para descansar.
Por : Jhon Pedro Villalba Rodríguez