Actualmente los estudiantes han perdido interés por
la literatura, un tradicional interés que nacía por el deseo de aventurar, viajar
y descubrir acontecimientos clásicos, románticos o modernos. Muchos prefieren
tener a su disposición un teléfono a un
libro, entendible entretenimiento fácil, contra entretenimiento lógico y no es lo mismo ver la perspectiva de otro, a
imaginar su propia historia.
Nos
rodeamos continuamente solo con una gran cantidad de individuos
zafados de encontrar la magia cuando se lee un libro. Sin embargo, a pesar de
todas las variables que existen en nuestro diario vivir hay unos cuantos y pocos guerreros que defienden la literatura,
algunos pocos que abogan por el despertar de un Luis López afamado por su amor
a lo tradicional, un Luis López con amantes de leer día a día párrafos,
fragmentos, versos y líneas
lleno de furor y vigor.
La hora de cambiar y continuar con lo tradicional
ha llegado, los nuevos lectores somos
como los Romanos en conquista del reinado Luis Lopista, aquella monarquía
tecnológica se está extinguiendo y es práctico, estamos forjando nuevos
lectores, aquellos cuyo deseo de conocer se extiende a la cima del éxito, y no
ha sido una lucha difícil, todos han puesto en su catálogo de vida, la literatura.
Ahora somos más quienes promovemos el deseo de
hacer un uso más consciente y apropiado de la lectura, todos buscando un
beneficio colectivo para nuestra comunidad; si lo pensamos mejor, la lectura no
solo incentiva nuestra imaginación, también promueve nuestro léxico de una
forma exorbitante, nos incita a generar nuevas líneas que puedan llenar a otro
con el mismo desdén y vigor que a nosotros nos llena.
Nosotros los guerreros de tinta Luis Lopista, somos
dueños del país, somos aquellos conscientes de nuestro entorno, aquellos que
llevarán a la Nación a un nuevo despertar de justicias y buenas expectativas,
pero no lo lograremos si nos permitimos ser esclavos de los caprichos
tecnológicos, de las ataduras que nos ofrecen las diferentes redes sociales y que
nos aíslan de lo más importante, de una verdadera lectura que nos enriquezca y
nos alimente nuestro espíritu crítico.
Procuremos entonces, hacer de esta institución, no
sólo propia de unos cuantos lectores, sino de toda una generación estudiantil
que adora los libros mucho más que unos cuantos lujos.
Elaborado
por:
ALEX
SANCHEZ. 1102, J.M.
Asesoría:
MARÍA EUGENIA JAIMES
Docente Humanidades
Asesoría:
MARÍA EUGENIA JAIMES
Docente Humanidades